No importa a dónde vayamos, con nosotros siempre viene nuestra niña o nuestro niño interior.
No importa cuanto tiempo haya pasado, las situaciones dolorosas se quedan en nuestra memoria y pueden ser recreadas o revividas inconscientemente una y otra vez en el presente.
Tomarte el tiempo de trabajar en sanar las heridas de la infancia tiene un efecto muy positivo en la relación con una(o) misma(o), en las relaciones con los demás, en el desarrollo profesional y en varios contextos y situaciones de tu vida.
¡Mereces sanar, mereces vivir en armonía, mereces transformar tu vida y tus relaciones!
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