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Irene Paola Garza Del Valle/Mentes en Equilibrio

Malas rachitas: Cuando parece que el universo conspira contra ti...


¿Quién no ha tenido una temporada en la que todos los problemas se le juntan o en la que parece que uno está pagando el karma de una vida pasada de tiranía y maldad? Todos hemos pasado por momentos en los que parece que nos llueve sobre mojado, no salimos de un problema cuando ya tenemos otro encima. ¿Karma, mala suerte, mala rachita? Simplemente son circunstancias indeseables que se presentan en nuestras vidas.

Sin embargo, aunque es normal tener épocas más grises y menos placenteras, el hecho de que nos salgan problemas por todos lados, nos puede dificultar pensar, sentir y actuar con claridad. Nos desequilibra y nos genera frustración y sufrimiento.

A mí en lo personal, me ha pasado un par de veces en la vida, que se me juntan cuestiones personales, de salud, económicas y/o profesionales y que pareciera que la vida tiene algo en contra mía. Sin embargo, aunque ahora estoy pasando otra mala rachita, hay cosas que me han servido para sobrellevarla con mayor calma, mientras espero a que se despeje el panorama y poder ver el sol de nuevo. A continuación te cuento las estrategias que me han servido hacer esta ocasión para no azotarme y superar esta “mala rachita”:

Tips para superar las malas rachas

Acepta la situación:

Acepta las cosas como son, negarte y resistirte no servirá de nada; así están sucediendo y aunque te cueste entender por qué están sucediendo de esta manera, entenderás después que tuvieron su razón de ser, que incluso por más grises que las veas, te brindarán beneficios y aprendizajes, de una manera u otra. Hay una frase que me gusta mucho del psicoanalista Carl Jung que dice “lo que resistes, persiste”. El que te opongas no cambiará los sucesos, solo hará más difícil que ocurran y terminen. Eso sí, aceptar las situaciones no significa que te rindas o te des por vencido, sino que eres consciente de que están ocurriendo y que no puedes volver el tiempo atrás para evitarlo.

Analiza la situación:

Piensa: De estas situaciones que están sucediendo, ¿Qué está fuera de mi control y que parte si podría ser mi responsabilidad? ¿Hay algo que he hecho diferente a como normalmente lo hago? ¿Qué sigue funcionando?, ¿Qué quiero que continúe siendo como es? Estas preguntas son clave para que reconozcas cuando los acontecimientos en tu vida representan simplemente “mala suerte” o cuando reflejan problemas personales o cuestiones más profundas que deben abordarse. Si identificas que tus malas rachas representan un patrón, tal vez es importante identificar que conductas y pensamientos te están llevando a experimentar estas malas rachas y comenzar a trabajar por transformarlos en pensamientos y conductas más funcionales.

Admite con naturalidad los ciclos y los cambios:

Nada es para siempre. Pretender que así sea es antinatural. La vida es una montaña rusa y eso es justo lo que la hace emocionante, a veces se está arriba y a veces abajo. El universo no está en contra tuya, simplemente la vida no es perfecta, estar siempre en el éxtasis total es una mentira que nos han querido vender como felicidad y como un ideal al que todo el mundo aspira y se esfuerza sin éxito. Pero la realidad no es esa, también hay que aprender a tolerar que la vida tiene ciclos y que todo ciclo es circular, hay movimiento, se nos ha vendido la estabilidad como el mantenerse en un mismo sitio, cómodo y seguro, pero la estabilidad es más bien el equilibrio que van logrando las personas a pesar del movimiento de su entorno, de los ciclos en su vida, de las situaciones y de ellos mismos. No dejes que los cambios o las crisis en tu vida te ataquen. Las crisis y cambios son periodos que permiten la adaptación para la evolución y el crecimiento de cada ser humano. Si la vida no nos diera retos viviríamos en total estancamiento.

Busca soluciones y alternativas:

Ok, ya aceptaste que las cosas hoy por hoy no son como te encantaría que fueran; que es natural, pues la vida no es éxtasis total las 24 horas del día, e igual has analizado las posibles acciones personales que te pudieron haber llevado a donde te encuentras hoy (por ejemplo: tal vez estoy enfermo por qué no hago ejercicio y no llevo una dieta sana, y eso a su vez ha afectado mi rendimiento escolar y por eso no pasé mi examen profesional y eso a su vez me ha hecho estar de mal humor y por eso peleo demasiado con mis padres) . Ahora es momento de buscar nuevas alternativas de percibir las situaciones y de actuar para generar un cambio positivo. Todo este tiempo tal vez has estado intentando salir de este obstáculo por un muro sin puerta, rodéala, busca una ventana, voltea detrás tuya, tal vez ahí encuentres una salida que no habías visto por aferrarte a cruzar ese muro, sino, es como seguir dándote de topes contra esa pared por qué crees que es la única salida. Cambia de estrategia! Como dice una letra de Calle 13 “si quieres cambio verdadero, camina distinto”.

Piensa positivo: entrena a tu mente

Manténte positivo, hacer un esfuerzo mental por permanecer positivo es sumamente importante, pues si además de no estar en el lugar que quieres estar y vivir situaciones que no deseas vivir, le sumas negatividad o pesimismo, será aun mas difícil salir de ahí. Y tal vez te sientes tan hundido en esa negatividad que no sabes cómo salir de ahí, hay tres preguntitas clave que te pueden ayudar a cambiar tu pensamiento ¿Me funciona pensar de esta manera?, ¿Las situaciones cambian si pienso de esta manera? Y ¿De qué otra manera podría interpretar esta situación que me hiciera sentir mejor o no me afectará tanto? ¡Inténtalo! Verás como cambiará tu forma de ver las cosas y como muchas formas en las que estas acostumbrado a interpretar las situaciones son negativas y contaminan aún más tu estado de ánimo.

Recurre a tus recursos personales:

Usa la sabiduría y aprendizaje de experiencias pasadas. Recordar cómo has sobrellevado otras malas rachitas en el pasado te puede guiar para reutilizar esas herramientas y fortalezas personales nuevamente en la situación actual. No hay nadie más sabio que nosotros mismos para afrontar estas situaciones, solo tienes que tranquilizarte y conectar con esa sabiduría. Recuerda alguna situación que haya sido difícil en tu vida ¿Qué hiciste que te funcionó?, ¿Qué hiciste que no te funcionó? En tus propios aciertos y en tus propios errores tienes la clave para salir adelante esta vez.

Transforma la frustración y el dolor en aprendizajes:

Aprende, “las malas rachitas” nos dan mucha claridad al final, nos ayudan a entender mejor quienes somos, de que somos capaces, quienes están a nuestro lado y son verdaderamente incondicionales; reconectamos y reaccionamos a lo que es verdaderamente importante en la vida, a veces estas sacudidas nos ayudan a dejar ciertas banalidades de lado y a enfocarnos en tener una vida y una existencia más profunda y más sincera

Pide ayuda y no te aísles:

Hay ocasiones que necesitamos ayuda, es normal, a veces tenemos más o menos fuerza para afrontar estas malas rachitas. Habla con tus seres queridos y las personas que te rodean, pide su apoyo y su comprensión y si es necesario pide la ayuda de un profesional que te ayude no solo a superar las situaciones desfavorecedoras que estás viviendo, sino que te ayude a sacar tu lado resiliente y a darle la vuelta a esta situación construyendo mayores fortalezas y habilidades personales.

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