Personalmente me encantan los deportes y cualquier tipo de actividad física, sobre todo las pesas y correr. Todos los deportes, por un lado, son divertidos y actividades que permiten la recreación, por otro lado, son sanos y esenciales para nuestro cuerpo. Pero más que eso, para muchos el deporte es una actividad a través de la cual pueden lograr cosas que no habían imaginado, crecer, mejorar como personas, pero sobre todo, ser ellos mismos.
En los deportistas, profesionales o no, competidores o no, la mente juega un papel sumamente importante en nuestro desempeño. Nuestros pensamientos pueden hacer del deporte nuestra salvación o nuestro suplicio. Para mi correr, no solo me ha ayudado a ponerme en forma, sino también ha sido un proceso de transformación y crecimiento interno muy importante en mi vida. Pero desde que no pude correr el último maratón para el que me estaba preparando, simplemente no he podido volver a hacerlo, sé que tengo una excelente condición física como para incorporarme en cualquier momento al asfalto, pero el problema está en mi mente, por eso hoy decidí hacer este artículo.
La Psicología del Deporte es una ciencia nueva a través de la cual se estudian los procesos mentales y/o emocionales de las personas y la influencia de estos, así como su correlación con los deportes y la actividad física. Pues, como ya se sabe, la psicología enriquece al mundo de los deportistas y el deporte enriquece a la psicología, al mundo de las personas. Un deportista motivado tendrá más probabilidades de ganar y una persona que sufre ansiedad o depresión, tendrán más posibilidades de salir adelante y minimizar o eliminar sus síntomas si practican alguna actividad física.
De una manera más específica, Nachon y Nascimbene, definen a la psicología del deporte como “la ciencia dedicada a estudiar, como, porque y bajo qué condiciones los deportistas, los entrenadores y espectadores se comportan en el modo que lo hacen, así como también investigar la mutua influencia entre actividad física y la participación en el Deporte y el bienestar psicofísico, la salud y el desarrollo personal”.
A través de diversos estudios que se han realizado desde esta ciencia, se tiene la certeza de que las personas que practican deporte, competidores o no, lidian con su mente todo el tiempo. Procesos como la motivación, la voluntad, la presión, el estrés, el miedo al fracaso, el auto diálogo e incluso el miedo al éxito etc. suceden todo el tiempo en el contexto del deporte y la actividad física y dependiendo del dichos procesos la actividad física-deportiva y el desempeño de la persona se verá influenciado, positiva o negativamente.
La psicología del deporte y los especialistas de esta corriente utilizan los recursos personales para que las personas mejoren no solo su desempeño si no su experiencia emocional y mental mientras realizan determinado deporte. No solo se trata de ir al gym o de terminar un entrenamiento o de hacer un record de tiempo, sino de disfrutarlo, ya que las exigencias en el mundo deportivo son tan elevadas que tal vez no se percibe la recompensa únicamente a través de los triunfos, las medallas y los trofeos ganados, y por lo tanto a veces los deportistas terminan abandonando el deporte, donde la frustración, el enojo, las dudas y la autocrítica se tornaron tan intensas que terminaron por sentir que no “daban el ancho” o la presión de sentir que siempre tenían que estar en la cima de la montaña
Por ejemplo, Michael Jordán, uno de los mejores jugadores de basquetbol en Estados Unidos, fue minimizado varias veces en la secundaria, su entrenador lo separó del equipo adjudicando que estaba fuera de forma. ¿Qué hizo que eso no lo frenará de su objetivo? Dicen que después de ser separado del equipo, entrenaba más de 10 horas al día sólo. Su mentalidad estaba enfocada y concentrada en su objetivo, su voluntad y motivación lo hicieron dar ese extra que era necesario, su autodiálogo era positivo pues creía en que tarde o temprano podría hacerlo. Creyó más en sí mismo, que en las circunstancias externas y esa seguridad mental y emocional le permitieron ser quien es hoy. Justo una de sus frases célebres es: “Algunas personas quieren que algo ocurra, otras sueñan con que pasará, otras hacen que suceda”. Michael Jordan hizo que sucediera.
Cómo el ejemplo anterior nos lo demuestra, el entrenamiento para cualquier actividad deportiva no solo es físico, tenemos que recordar que también tenemos que entrenar a nuestra mente, ya que ambos trabajan en conjunto. Mente y cuerpo son uno mismo, entrenar la mente pero no el cuerpo o viceversa, minimizará tu desempeño.
Y asímismo, recordar siempre que la competencia más fuerte que tenemos es con nosotros mismos, con nuestra propia mente, la cual puede ser nuestro más fuerte oponente
¿Cómo la psicología deportiva podría potencializar tus habilidades deportivas o ayudarte a mejorar en cualquier actividad física?
La psicología deportiva trabaja:
Impulsando la concentración de los deportistas, para que no se distraigan con estímulos internos o externos y se desenfoquen de sus metas, funcionando efectivamente y a todo su potencial, físico y mental.
Fomentando la motivación, proceso esencial en el deporte, ya que querer es poder, un deportista o una persona sin motivación para hacer determinada actividad, difícilmente lo logrará. Las ganas representan un 50% de un gol, unos segundos menos en la velocidad, un touch down, un split perfecto.
Fomentando la confianza en ti mismo, muchas veces no es que no puedas, sino que no crees que puedes. Tu percepción de ti mismo te limita a hacer poco, un proceso con un psicólogo podría ayudarte a creer más en ti, a visualizar tus habilidades y recursos y a brincar esas barreras mentales que no te dejan llegar a tu meta.
Permitiendo el autoconocimiento. Tomarte el tiempo para conocerte, para reconocer tus áreas de crecimiento, tu talón de aquiles, tus temores, tus fortalezas, te puede ayudar a saber cómo reaccionar ante el cansancio, la presión, el auto boicoteó. Saber que señales te manda tu cuerpo y qué hacer con ellas, como manejarlas satisfactoriamente tanto a nivel mental como a nivel físico.
Desarrollando el manejo emocional. Si eres dueño de ti, eres dueño de cualquier cancha o pista. Una persona dueña de sus emociones, sabe cómo reaccionar. Se toma tiempo para relajarse, sabe cuándo actuar y seguir adelante, logra enfrentar sus miedos y salir delante de sus fracasos sin estancarse, ni auto-reprocharse. El manejo de las emociones influye positivamente en el cuerpo y el desempeño del deportista, ya que propicia que no lleves tus emociones a la comida, ni al sueño, ni al entrenamiento.
Recalcando la Disciplina. Si uno no lo intenta, no tiene determinados horarios para realizar el deporte o actividad y no le da la seriedad necesaria al esfuerzo que se requiere, será imposible. Todo lo que vale cuesta, todos tus sueños valen y por lo mismo cuestan esfuerzo.
Desarrollando estrategias como la Visualización positiva y un auto-diálogo positivo. Estas habilidades se pueden aprender, desarrollar y reforzar yendo con un especialista, son las capacidades de hablar con uno mismo de una manera positiva y de vernos a futuro en escenarios positivos y de éxito. Estos dos métodos minimizan el auto boicot, el estrés ante la competencia. La mente es poderosa. Si sólo piensas en cómo podrían ganarte, lo más posible es que estando en el campo de juego comiences a pensar de la misma manera. Preparar a tu mente, para que siempre piense positivamente, en cómo puedes mejorar una jugada o darle vuelta al marcador te programará para que así sea a la hora del juego. Programate, pero programate para funcionar efectivamente.
Manejar el fracaso efectivamente. Maradonna ha fallado goles, Bolt no siempre fue el más rápido, Fernando Platas no siempre cayó perfectamente. Todos los deportistas tienen días malos, saber darle la vuelta a la página y no quedarte enfocado en ese fracaso te seguira permitiendo hacer lo que te gusta y desempeñarte bien. Igual sin ser profesionales, el profe no nació patinando como lo hace ahora, se cayó varias veces antes de patinar hacia atras. Levantaté y vuelve a rodar.
Recuerda que de la misma manera en que se entrenan las habilidades físicas (las patadas, brazadas, clavados, vueltas y saltos) y requieren práctica para lograr un nivel óptimo, las habilidades psicológicas también deben entrenarse de la misma manera.
Recuerda que la base es saber quien eres, saber que quieres y a donde vas. Creer en ti es la vitamina extra para sudar menos y rendir más.