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Irene Paola Garza Del Valle/Mentes en Equilibrio

Existencia Consciente


Preparando un taller sobre identidad que pronto impartiré, me quede reflexionando mucho sobre la poca consciencia que muchos tenemos o hemos tenido sobre nosotros mismos, y más allá de nosotros mismos, sobre nuestra existencia, la cual le da sentido y permite que seamos y hagamos.

El mundo y el estilo de vida que se nos vende como “ideal” o que muchas veces adoptamos innatamente y sin cuestionamientos, nos hace en muchas ocasiones actuar en automático: crecer, ir a la escuela, estudiar una carrera, encontrar un trabajo y una pareja, tener una familia, educarla, consentir a los nietos y disfrutar los últimos años de vida, y en el día a día, “Levántate, desayuna, corre al trabajo o a la escuela, sal del trabajo, si tienes tiempo ve al gym o ve por las tardes a la maestría, metete en el tráfico para llegar a casa, báñate, cena y duerme, despierta y haz lo mismo”…… y en esa existencia automática, establecida y ajetreada, en donde “vivimos haciendo lo que se tiene que hacer” a veces no tenemos tiempo de reflexionar sobre nuestra existencia, sobre: ¿De dónde venimos y quienes fuimos?, ¿Para qué queremos existir?, ¿Cómo queremos vivir? ¿Qué queremos hacer con nuestro tiempo aquí? ¿Quiénes somos hoy y en quiénes deseamos convertirnos?

O muchas veces, nos lo hemos cuestionado, pero volvemos a perder el sentido de las respuestas que en su momento obtuvimos o que en su momento fueron congruentes, nos desviamos de esa conciencia y de ese sentido que encontramos, del despertar y de esa conexión con nuestra verdad personal. O simplemente hemos vivido de tal u otra forma que nos encontramos en un punto en donde hay que reformular y volver a plantear esas preguntas y encontrar nuevas respuestas que nos lleven a una existencia consciente en el presente.

Y ¿Por qué tener una existencia consciente? Bueno, personalmente creo que tener certeza de nuestro rumbo nos da paz y nos hace más felices, nos aleja de la incertidumbre, de caer en las verdades o sentidos de vida de los otros y sobre todo, nos hace aprovechar realmente nuestra vida, el tiempo, las oportunidades de hacer y de ser.

Considero que una existencia consciente se construye a través de cuatro pilares básicos, relacionados entre sí: Tener una Identidad Consciente, encontrar el Sentido de nuestra Vida, la Conciencia del Tiempo: del presente y de la finitud y la Conciencia de la magnitud y complejidad de la existencia. A continuación me gustaría detallar cada uno de estos pilares y de cómo poder a partir de cada pilar, tener una existencia más consciente, más profunda y más satisfactoria.

1. Identidad Consciente. No podemos tener una existencia sensata si no nos conocemos, si no sabemos quiénes somos, ¿Por qué somos quienes somos y cómo podemos evolucionar y transformarnos en nuestro “ideal personal”? Tener una identidad consciente te permite entender sin juicios, ni reproches, tu historia de vida; entender que todas las situaciones que has vivido desde que naciste te han hecho (para bien o para mal) ser quien hoy eres, ver el mundo de la manera en que lo ves, sentirte como te sientes, relacionarte y vivir como lo haces. Una identidad consciente también es, logrando comprenderte en el pasado, entenderte en el presente pero con la consciencia de que tienes el poder de transformarte en el hoy y en el ahora, saber que eres un ser que evoluciona, que está en constante movimiento y transformación y que si tu logras visualizarte a futuro de una manera, es por que eres capaz de convertirte en ese alguien.

Ahora, la pregunta tal vez sea ¿Cómo puedo lograr tener una identidad más consciente? Bueno, hay quienes acuden a terapia, para entenderse mejor, para conocerse mejor así mismos, o no solo para conocerse, sino para mejorar su relación consigo mismos y dejar de actuar en formas nocivas o en formas que lastimen a su propia persona. Aunque la terapia es una vía que recomiendo, no es la única forma. Hay otras personas que generan cambios en sus vidas que los hacen contactar consigo mismos, después de años de vivir consigo mismos en desapego y como completos desconocidos. Por ejemplo, esta quien empieza a hacer algún deporte y a través de este cambio en su vida, comienza a visualizar quién era y a sentirse mucho mejor con quién es, concibiendo los logros, recuperando el poder y voluntad sobre sí mismo. También están quienes comienzan a pintar, hacer música, a intentar cosas nuevas y a encontrar una pasión, a través de la cual se conectan con lo más profundo de su ser. Solo conociéndote a ti mismo, puedes encontrar un sentido de vida. Y el sentido de vida ¿Qué es?

2. Sentido de vida. Es lograr tener una razón más allá del acto mismo, más allá de cubrir tus necesidades básicas para estar vivo: dormir y comer. Es la razón que te hace ir más allá de la rutina, de estudiar y trabajar. Es encontrarle un porqué y un para que a tus acciones. Es encontrar algo que te inspire, que haga que día a día te emocione seguir existiendo porque tu existencia tiene un sentido, más allá de tus deberes y de ti. Cuando encuentras tu sentido de vida, pones amor en todo lo que haces, porque tiene un sentido personal, un sentido que conecta íntimamente con tu identidad, con quien eres, y con quien quieres ser.

¿Cómo encontrar un sentido de vida? Intenta, prueba y haz! Hay quienes tienen muy claro desde chicos o de jóvenes cual es su sentido de vida, hay otros quienes tendrán que experimentar, vivir y probar para encontrarlo. Siempre hay una voz dentro de ti que te dice que hagas o no hagas algo, lo que te gusta y lo que no te gusta, esa voz es la guía para encontrar tu sentido de vida. Esa voz te dice que quiere experimentar la existencia desde una perspectiva determinada. Por ejemplo: comunicar. A través de la perspectiva de ser alguien que comunique, desarrollarías tu sentido de vida eligiendo actividades o profesiones en las que puedas llevar a cabo tu propósito: ser maestro, periodista, locutor, conferencista, orador, escritor, portavoz de una ONG...

Pregúntate siempre si estás viviendo desde y a partir de tu propósito de vida, si te sientes realizado y conectado con la finalidad de cada una de tus acciones. Si aún no lo has encontrado, no te preocupes, nuestra verdad interior jamás se olvida de lo que vino a hacer y constantemente busca llamar nuestra atención para que recordemos... qué hacemos aquí, qué hemos venido a hacer... ¡Nos envía señales todo el tiempo…. Vé dentro de ti, escucha esas señales y síguelas.

3. Conciencia del tiempo: del presente y de la finitud. Un libro que leí y me marcó muchísimo fue “el poder del ahora” de Eckhart Tolle. El autor plantea la importancia de vivir el momento presente, de entregarse a la experiencia en el hoy, de existir conscientemente a través de ser consciente del momento. Y es que muchas veces estamos, pero no estamos, nuestra mente divaga en el pasado, recordando momentos maravillosos o estancados en un pasado doloroso, o soñando con un futuro prometedor o aterrorizados por un futuro incierto. Sin embargo, aunque la mente tiene distracciones internas y externas, podemos desarrollar la capacidad de vivir en el ahora, para realmente vivirlo y no solo pasar por él sin apreciarlo. La meditación, las técnicas como el mindfulness, o el simple acto consciente de vivir experimentando y entregándote a las sensaciones: los sabores, los olores, los colores, los sonidos, son formas de tener una mayor consciencia del ahora, del tiempo que hoy si tienes para existir.

Del mismo modo, en cuanto a la conciencia de la finitud, muchas veces vivimos como si fuéramos inmortales. Le perdemos el respeto al tiempo y a la vida. Como dice mi autor favorito, Irvin Yalom, perder la conciencia de que moriremos y de nuestra finitud, nos hace perder la conciencia de la vida. Cuando sabes que algo acaba rápido, lo aprovechas. Por ejemplo, a muchas personas con las que he estudiado , coinciden que el último mes de la preparatoria es el que más disfrutaron, pues fue el que más consciente vivieron al tener cercano el final, tal vez por qué al iniciar, no teníamos esa consciencia de que era temporal, de que nada dura para siempre. Si día a día, recuerdas que te vas a morir, que tus oportunidades de hacer las cosas tienen fecha de caducidad y que esta fecha es incierta, es más probable que te entregues de lleno a los momentos, a las situaciones, a la vida.

  1. Conciencia de la magnitud y la complejidad de la existencia. El ser humano da por sentado y simplifica muchas cosas. Minimiza o no percibe la complejidad y la magnitud de su existencia, hechos, como el que todas sus células estén actuando en armonía para que respire, para que irrigue sangre al cerebro y al corazón y pueda segundo a segundo existir. Simplifica el hecho de que todo lo que lo rodea también segundo a segundo encaja de manera en que el pueda seguir existiendo y que el también influye en la existencia de lo que le rodea. Puede sonar trillado y fumado pero con una pequeña cosa que salga mal, un desajuste de esa armonía, acaba con nuestra existencia. Una célula que muera, el pestañeo de un conductor, o el movimiento de una capa de la tierra que generé un terremoto, etc. etc., etc. acaban o transforman nuestra existencia en un segundo. Así, sin darte tiempo a que lo medites. Ser consciente de que tu existencia es más grande de lo que puedes percibir, te permitirá apreciarla, e intentar experimentarla lo más profunda y completamente posible.

Te invito a que día a día tomes consciencia de tu existencia viviendo intensamente. No quedándote con ganas de ser o hacer nada. Sí sientes que en tu búsqueda, necesitas ayuda en tu despertar existencial y emocional, puedes contactar conmigo o con cualquier profesional. ¡Despierta, sé, víve!

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