Los seres humanos somos personas que nacimos con un chip innato para interactuar y conectarnos, desde que nacemos vamos buscando cercanía y dependiendo de la respuesta que obtengamos, desarrollamos un estilo de apego, el lente bajo el cual veremos nuestras relaciones y nos conectaremos a lo largo de nuestra vida. Cuando salimos del cascaron, la figura de apego, normalmente nuestra madre, se convierte en la base a partir de la cual exploramos el mundo y aprendemos a vincularnos, si la interacción que se generó en la infancia con la figura de apego es de buena calidad, el estilo de apego y de vincularse de esa persona así será.
Además a partir de las demás experiencias sociales cada uno de nosotros define su patrón o estilo de apego caracterizado por una determinada manera de relacionarse, sentir o pensar de sí mismo, sus vínculos y el otro. Este estilo influye en la posterior capacidad de entablar relaciones sociales, de formar vínculos afectivos y de disfrutar de la sexualidad.
En base a lo anterior, a través del apego se adquiere también o no el código de intimidad, si uno no adquiere este código en la infancia puede tener dificultades a la hora de seducir y en las relaciones que requieran cualquier tipo de intimidad. Con carencias tan básicas como no saber mirar, tocar, acariciar, estar cerca, estar desnudo, no saber penetrar, no saber ser penetrada, tener orgasmos, expresar emociones y no saber recibir todo ello sin sentir inseguridad, miedo o tensión. Es decir, el estilo de apego esta relacionado con el estilo de relacionarse y por lo tanto también lo esta con la satisfacción sexual y relacional de las personas.
Por lo tanto, personas que construyen estilos de apego seguro tienden a desarrollar estilos de amar y seducir positivos, ya que son personas con una mayor habilidad social, independientes, felices, satisfechos, con confianza, realistas y positivos sobre las relaciones, el amor y la sexualidad. Tienden a tener orgasmos sin problema. Son capaces de tener rupturas sanas y rehacer sus vínculos nuevamente. Es decir, son estas personas que viven su sexualidad y sus relaciones como cualquiera desearía hacerlo, sin complicaciones y sin altos costos emocionales. De hecho, estudios realizados al respecto corroboran que las mujeres que mostraban un mayor apego a sus padres tenían a la vez mayor satisfacción a la hora de ligar y tener sexo casual, mientras que las mujeres que percibían ausente al padre tenían menor satisfacción en el contacto sexual.
Por otro lado, existen personas que generan estilos de apego ansiosos, lo cual se ve reflejado en la tendencia a limitar la autonomía de sus parejas, por el hecho de que sus relaciones están llenas de inseguridad e inestabilidad , además, no manejan bien la soledad y tienden a sentir la necesidad de tener una pareja, en general, son personas que tienen miedo a no ser correspondidas. El sexo también se ve contagiado por la inseguridad, en su desempeño: la disfunción eréctil, los problemas de excitación y lubricación y las dificultades para tener orgasmos probablemente tienen sus raíces en un apego inseguro y que causaba ansiedad en la infancia; es por eso mismo que los tratamientos de las disfunciones sexuales tienen que ir más allá de los síntomas, buscando el trasfondo de dicha inseguridad al intentar vincularse profundamente con el otro.
Realmente, nadie quisiera ponerse estos lentes, la inseguridad nubla la percepción del deseo erótico y cualquier posible visión de disfrute.
Finalmente, también hay personas que generan un estilo evitativo, en donde se muestran desconfiadas y distantes, debido al miedo a la intimidad, las relaciones y el poco compromiso. Se relacionan de manera vaga y con pocas demostraciones afectivas, suelen ir de una relación a otra y aparentan darle poca importancia y muestran una aparente independencia. El orillarse a no sentir y vincularse es el reflejo de padres o cuidadores que no tenían contacto con ellos de niños, que los descuidaban, en donde para protegerse reaccionaron con una aparente independencia e indiferencia ante el distanciamiento.
En conclusión, una adecuada vinculación en la infancia beneficiará además de en generar seguridad básica y una confianza relacional, en vías de comunicación sexual más profundas, cálidas y satisfactorias. Es importante mencionar, que si identificas que tus raíces de vinculación no son las más estables, por cualquier razón, la batalla no esta perdida, ser consciente de donde vienen nuestras creencias y conductas sexuales y afectivas nos ayuda a emprender el cambio para vivir una sexualidad satisfactoria. En algunos casos, tal vez sea necesaria la ayuda de un profesional, en otros, el simple hecho de ser conscientes de ello y buscar vincularnos de manera diferente comenzará por generar cambios.
Este artículo es una colaboración realizada para Touch Magazine http://www.touch-mag.com/tocuhmag45/elorigedeltodo/