Desde que leí a Irvin Yalom, quedé hipnotizada, simplemente no he podido parar de leer sus obras. Yalom es un psicólogo existencialista que habla de la muerte, la libertad, el sentido de vida y la soledad como si estuviera hablando del clima, con una naturalidad que asusta, pero a la vez atrae. Temas que socialmente se ven desplazados por pláticas banales sobre el trabajo, el dinero, las preocupaciones diarias, que poco tienen que ver con el gran sentimiento de incertidumbre compartido hacia la muerte.
El tema más poderoso que a mi parecer expone Yalom es justo el innato miedo a la muerte. Subrayando, la negación que todas las personas tendemos a sentir ante este tema, las diferentes formas en las que evadimos e incluso la ingenuidad que tenemos al creer evitar o postergar nuestra inexistencia.
Entre las decenas de casos que expone en sus libros, parece que una forma común que utilizamos para "lidiar" con el miedo a la muerte y la frustración que nos causa enfrentarnos a ella, es el sexo. Por ejemplo, el caso de un hombre cuya esposa tiene una enfermedad terminal y se masturba compulsivamente alado de ella todas las noches, siendo incapaz de consolarla o acercarse a ella, o el caso de otro hombre que sufre la misma situación dolorosa de saber que pronto perderá a la mujer que ama, y que sin embargo no ha podido parar de buscar afuera un alivio a través de encuentros sexuales con decenas de cuerpos pertenecientes a extrañas que realmente no quiere ni desea. O el caso de la mujer que ante el conocimiento de los meses que le quedan de vida comienza a tener una conducta sexual compulsiva que la alivia momentáneamente y al mismo tiempo la hace sentirse culpable consigo misma. En general, casos de personas que se aferran a la vida a través de dolorosos orgasmos que no alivian totalmente la ansiedad de saber que tarde o temprano irremediablemente todos moriremos.
Y esto ¿por qué? , pues realmente es muy sencillo. La sexualidad es nuestra conexión mas fuerte hacia la vida, a través de la sexualidad nos reproducimos, es nuestra mayor fuente de placer, es decir, la sexualidad es lo que nos re-conecta con nuestros sentidos y la existencia. Las personas que atraviesan un duelo o enfermedades terminales a veces recurren a conductas compulsivas sexuales, no por insensibilidad o porque se hayan vuelto locos ante la noticia de que pronto morirán, sino por sentir ese alivio pasajero, por sentir ese frenesí de vida cuando son conscientes de que la muerte tarde o temprano se avecina. Como refiere Yalom "Muchos combaten la ansiedad ante la muerte con excitación sexual, porque la sexualidad es el centro de la vida, y les hace sentirla."
En ese sentido, debe haber en nuestro inconsciente una poderosa asociación entre el sexo y la muerte. El sexo es la negación de la muerte y la vez el impulso que la reafirma. Y lo importante de esto, es que como dice Yalom, no se trata de vivir temiendo a morir, por que eso no es vida, y no se trata de llevar una sexualidad basada en el temor, porque termina estando cargada de culpa y de esa manera, se pierde todo el posible placer. Se trata de aceptar la muerte a profundidad, para vivir a profundidad, para sentir intensamente, para tener una sexualidad sana, libre de dobles objetivos. Por que ni el sexo, ni dulce, ni salvaje son la salvación de nuestra naturaleza mortal. Y tu, ¿Qué tanto sexo tienes por placer? Y ¿qué tanto sexo tienes por miedo a morir?
Este artículo pertenece a mi sección de Sexualidad y Psicología en la Revista Touch Magazine, una revista interactiva masculina, a continuación dejo el link del App Web de la revista: http://www.touch-mag.com/tocuhmag45/muerteysexo/